martes, 23 de diciembre de 2014

Publicado en Pressenza.

El sistema de poder mundial pasa por agua tibia la contaminación

16.12.2014 Redacción Perú
El sistema de poder mundial pasa por agua tibia la contaminación
Por Javier Zorrilla.- Centro de Estudios Humanistas "Nueva Civilización", Lima.
La cumbre mundial más importante sobre el cambio climático se realizó en Lima, Perú, entre el 1 y 12 de diciembre, culminando “exitosamente” según sus organizadores. ¿Pero ésta tuvo realmente éxito? ¿Qué significó la COP20 para el mundo? ¿Puede finalmente conseguirse un desarrollo sustentable que asegure un ambiente saludable para las próximas generaciones? Esta y otras interrogantes son respondidas por el antropólogo Javier Zorrilla Eguren, miembro del Centro de Estudios Humanistas Nueva Civilización, quien analiza la cumbre, sus implicancias y nos abre un nuevo norte.
Pressenza: ¿No es limitado el poder de la COP20, si se piensa que los principales países emisores de gases contaminantes relativizan o no se someten a los acuerdos? ¿De qué cumbre hablamos entonces?
J.Z.: La cumbre ha concluido y le ha dado razón a nuestra posición expuesta claramente en el pronunciamiento del Centro Mundial de Estudios Humanistas. El disenso ha sido más fuerte que el consenso. Se ha burlado el principio de “las responsabilidades comunes, pero diferenciadas”. Los países industrializados sostienen ahora que todos contaminan y no quieren asumir su deuda ambiental de doscientos años de contaminación. Por lo demás, solo se ha llegado a comprometer el diez por ciento del apoyo financiero a los países pobres para su adaptación a un desastre anunciado del cual ellos no son responsables.
Pressenza: ¿Cree que basta la sociedad civil organizada para constituir una alternativa?
J.Z: Bueno, sería estupendo que tuviéramos una sociedad civil organizada. Pero esto es un decir. Lo que tenemos son algunos grupos que se organizan. La tendencia es proponer un cambio de sistema ya, como se vio en el evento paralelo de la Cumbre de los Pueblos. Y esto está bien, pero no alcanza. Me parece que esa propuesta todavía no descansa plenamente sobre un nuevo sentido de la vida, no violento contra el ser humano y su medio ambiente. Ya se anuncia pero todavía no se articula en un movimiento social amplio que permita la convergencia de los que aspiran a un mundo más saludable en todo sentido.
Pressenza: Y en el caso de Perú ¿cómo se refleja está problemática global?
JZ.: En el Perú se han ido atomizando los partidos políticos y el propio movimiento social. Ya no existen esos partidos que representaban antes a sectores de la población con un programa al cual se debían si es que subían al poder. Ahora los políticos, grandes o pequeños, son traidores, lobistas, cuando no narcos que defienden intereses particulares. Nada o poco de programas, solo lemas emotivos y sonrisas para la foto. A lo más, populismo. Las voces más críticas, independientes y racionales hablan de que ya estamos en el sendero de México, pues seguimos el mismo programa capitalista neoliberal global que se le impuso y que su clase dirigente aceptó.
Pressenza: ¿No es una situación desigual? Por un lado, los grupos económicos poderosos comprometen poco para reducir el calentamiento global, pero por otro, se desarrollan iniciativas como la Cumbre de los Pueblos. ¿Hacia dónde va la COP20, si el panorama es así? ¿Una lucha entre David y Goliat?
J.Z.: Pienso que cada nueva COP potencia una opinión pública crítica. La contradicción mayor es que las Naciones Unidas no equivale a una Nación Humana Universal y por lo tanto no está organizada para una gobernabilidad mundial. Los procesos de decisión son muy lentos. El protocolo de Kyoto, se aprobó en 1997, pero recién el 2005 entra en vigor (ocho años después). En el 2009 los Estados lo ratifican, menos USA. Estamos en el 2014 y todavía no se consigue una instancia jurídica que sancione a los países que incumplan las metas o caigan en infracciones. Canadá dejó el protocolo por considerar que no debía pagar la sanción impuesta.
Pressenza: Dentro de este contexto mundial que mencionas, ¿cuál es el papel de la Cumbre de los Pueblos, como evento alternativo a la COP20?
J.Z.: Pienso que la Cumbre de los Pueblos toma lo más progresivo de los planteamientos de las Naciones Unidas y a su vez, los potencia promoviendo un cambio sustantivo del paradigma de desarrollo. Por ejemplo, en esta Cumbre los jóvenes han creado el slogan “Cambiemos el sistema, no el clima”. ¿Qué te están diciendo? Que cuando hagas análisis de la ecología, detecta a los responsable de la contaminación. No lo hagas independientemente de la matriz energética, de la matriz tecnológica, del modelo de desarrollo, o del modo de producción.
Pressenza: Lo que se manifiesta en el Perú es que el calentamiento global ya está acá con los deshielos, los glaciares, la fauna, la flora… Pero ¿cuál sería la solución? ¿Cómo escapar si somos parte de un gran sistema económico contaminante, depredador y explotador?
J.Z.: No creo que haya una solución a corto plazo. Desgraciadamente el poder solo cede ante situaciones extremas. Es triste y trágico que tenga que ocurrir una catástrofe para que recién la conciencia humana se plantee el cambio sustantivo. Además la manipulación psicosocial y la corrupción política pasan por agua tibia la contaminación, sin que la población, ocupada como está en su trabajo, sugestionada por los ensueños de consumo, desinformada, sepa cómo salir adelante.
Pressenza: El Centro de Estudios Humanistas propone una ecología integral, con cambios sustantivos, tecnologías limpias y una economía compatible con el medio ambiente. Es decir, hay soluciones que podrían ser efectivas en el combate al calentamiento global, pero ¿por qué hablan de la necesidad de una nueva espiritualidad?
J.Z.: Se necesita una cultura de la no violencia profundamente interiorizada. Vivimos juntos en la misma casa y tenemos que aprender a construir para todos ese mundo sano, equitativo y feliz que anhelamos. Esto solo puede lograrse con una nueva espiritualidad. Una experiencia personal y trascendente que despierte un gran amor por la naturaleza, por la humanidad, en definitiva por la vida y toda su diversidad. Los grandes cambios no se pueden lograr sin un cambio interno profundo. A esta conversión del sentido de la vida, libre, solidaria, reconciliadora con el mundo, la historia y la propia especie humana es lo que llamamos una nueva espiritualidad.
Pressenza: Ustedes proponen una Nación Humana Universal, pero si hablábamos del calentamiento global y decimos que es un problema económico, ¿cómo lo solucionas con esa propuesta?
J.Z.: Nuestra propuesta tiene una base crítica. Hemos publicado estudios sobre cómo puede ser una nueva economía compatible con el medio ambiente. Nosotros proponemos que es necesaria la multiplicación de iniciativas y formas de propiedad, junto con la privada. Organízate como tú quieras, pero cuando lo hagas asegúrate de que no contamines, asegúrate no estar depredando un recurso que tú no puedas recuperar y asegúrate de estar restableciendo el equilibrio que se está alterando por tu modo de producir. Y además, redistribuye la riqueza que tú extraes, porque tampoco te pertenece, le pertenece a la humanidad y la produces no solamente tú, sino también tus trabajadores. Tú no puedes destruir algo que las futuras generaciones necesitan. A menos que tú quieras decir que acá no hay nada que respetar, aquí no hay nada que controlar, que acá cada cual puede hacer lo que le dé la gana, porque le parece, quiere y le conviene. Pero si ese es el principio y el poder privado no quiere ser controlado, fiscalizado, si ese es el principio, así, con este capitalismo salvaje y excluyente, estamos llegando al gran desorden mundial.
Pressenza: Con un sistema violento, ¿cuál es el futuro de la humanidad?
J.Z.: La concepción humanista no es mecanicista. Solamente podemos hablar de probabilidades históricas y decimos que cuando hay una gran crisis también hay una gran posibilidad histórica. Esta se presenta como una encrucijada en la que tenemos que pensar y tomar una decisión. Que esta oportunidad sea tomada por la humanidad en este preciso momento histórico está por verse. Rescato la COP20 porque está haciendo patente la magnitud del desastre. Obviamente no se trata de destruir lo bueno logrado por la industria, ni de proponer un cambio violento, pero sí se trata de reconducir los procesos productivos hacia procesos no contaminantes y de lograr una distribución más equitativa e inclusiva de la riqueza.
Pressenza: Luego de haber hecho este diagnóstico de nuestra sociedad, ¿cree que es posible un desarrollo sustentable?
J.Z.: Posible, me parece que sí. Todavía no existe como convicción profunda, pero ya es un ideal compartido. Lo que falta es la voluntad política para su extensión social. Los líderes responsables escasean. Todo está dado menos la condición política. Se opone la minoría extrema que controla al mundo. Pero la actividad social no violenta va aumentando, aunque todavía no alcanza y el cambio que se requiere no está asegurado.
Pressenza: Frente a todo lo expuesto y las condiciones actuales que nos ponen en agenda el calentamiento global ¿cuál es el papel del ciudadano de a pie para concretar un cambio de rumbo?
J.Z.: Yo creo que este ciudadano tiene que liberarse de la resignación y de su propia violencia interna, liberarse del consumismo y de la actitud del todo para mí. Esta postura profundiza la desunión, la desmotivación, la atomización. Esa desestructuración social originada por una suerte de fundamentalismo egoísta es la que se tiene que revertir. Es necesario aprender a trabajar juntos, valorando nuestras diferencias. Es hora de que nos ayudemos. O se interviene ya resueltamente o luego va a ser tarde y más complicado. En una crisis grave no sales adelante con soluciones pequeñas y parciales.
Pressenza: ¿Y cómo se resuelve este problema de la violencia contra el ser humano y su medio ambiente? ¿Acaso no es lo que ha imperado a lo largo de la historia? Muchos creen que forma parte de la naturaleza humana, que el ser humano es violento por naturaleza.
JZ.: Ese es el argumento de los que dicen que “acá no se puede cambiar nada sin violencia”. Bueno, pero ya tenemos ejemplo como la de Mahatma Gandhi o Martin Luther King. La violencia es un fracaso por una razón muy simple: la aspiración máxima del ser humano es la felicidad, no el sufrimiento. Y es imposible ser feliz viviendo dentro del sufrimiento generado por la violencia. La evolución humana necesita de nuevas etapas. Entonces ¿damos el salto o no? Por esto, el calentamiento global es interesante, ya que pone al ser humano en situación de reflexionar, aprender y corregir un rumbo equivocado.

sábado, 6 de diciembre de 2014

LA EMERGENCIA ECOLÓGICA Y LOS EVENTOS INTERNACIONALES
COP 20 Y LA CUMBRE DE LOS PUEBLOS
Pronunciamiento

1.    El fenómeno ambiental generado por los gases de efecto invernadero es de tal gravedad para la vida humana que solo cabe intervenir de manera eficiente e inmediata. Los expertos sostienen que si no se actúa ahora, luego será muy tarde para superar la gran amenaza.

2.    El impacto será devastador. Se producirán grandes desglaciaciones, inundaciones, sequías, desertificaciones, falta de alimento, epidemias. Estos desastres generarán conflictos sociales como la lucha por el agua y grandes migraciones. Se estima que para el año 2050, habrá unos 150 millones de migrantes.

3.      El planeta no soportará un estilo de vida basado en el consumo. No es posible que la población mundial llegue al nivel de consumo de países industrializados, pues se requerirían varios planetas juntos para sostener tal estilo de vida. Asimismo no se puede pretender mitigar el calentamiento global y seguir con la misma matriz energética, el mismo tipo de economía, la misma tecnología contaminante y el mismo patrón cultural de consumo y desprecio por la vida.

4.      En este contexto, el Perú es uno de los países más vulnerables. La temperatura en los Andes se elevaría entre 5°C a 6° C y se perderán definitivamente los glaciares. Asimismo, el impacto en los cultivos, fundamentales en la alimentación, será  devastador. De igual modo, la flora y fauna de la Amazonía estará en riesgo de extinción.

5.      En el Perú se ha venido imponiendo un modelo de desarrollo depredador y contaminante. Una prueba de ello es que las emisiones de gas efecto invernadero se han incrementado en un 40% en los últimos 15 años. Según el PNUD, la multiplicación de actividades extractivas, agrícolas e industriales sin control estatal vienen degradando ecosistemas que tienen grandes dificultades para regenerarse. Agravando la situación, se acaba de promulgar la Ley 30230 (“para dinamizar la inversión en el país”) que debilita la institucionalidad dedicada a proteger el medio ambiente.

6.      El planeta atraviesa una crisis espiritual profunda. A la crisis ambiental le corresponde una crisis espiritual, que se refleja en la pérdida de valores humanos fundamentales,en la que la acumulación irracional del dinero y poder está por encima de la felicidad humana y el equilibrio general del planeta. Por lo tanto, no es viable continuar con un capitalismo salvaje y una política de competencia estratégica a través de bloques antagonistas que amenazan con eliminarse mutuamente.

Por las razones expuestas, proponemos:

a)       Adoptar el enfoque de una ecología integral que ponga al ser humano como centro de su preocupación. Es necesario cuestionar racionalmente los modelos de desarrollo y las concepciones culturales que van en contra de la evolución del ser humano. No podemos propiciar soluciones a desastres ecológicos sin modificar el poder político y económico que los produjeron, y sin la consulta previa y vinculante a sus comunidades debidamente informadas.

b)        Una actitud decidida en la adopción de cambios sustantivos e integrales. No deberá demorar más el cambio hacia una industria y tecnología limpias. Asimismo, es urgente lograr el control de la corrupción y del crimen organizado. Por otra parte, la capacitación del sector público es indispensable para llevar a cabo estos cambios sustantivos.

c)        Una Economía compatible con el equilibrio ambiental. Se requiere repensar el diseño del proceso productivo en función de una gestión más eficiente de los recursos naturales, apuntando a un sistema de “cero desechos” en el que se controla todo el ciclo de vida del producto.

d)       Trabajar en una gobernabilidad mundial que proteja al ser humano y su medio ambiente. Las Naciones Unidas y la COP  hacen su aporte, pero es claramente insuficiente.  Han pasado muchos años desde que se conoce la amenaza de los gases de efecto invernadero, sin embargo, no se ha conseguido  implementar acciones relevantes para reconducir el proceso en una dirección que sea favorable y sostenible para el ser humano y su entorno.

e)       Incluir en el problema ambienta la amenaza de  la energía nuclear y el gasto militar. Es indispensable considerar en los acuerdos internacionales el problema de los desechos nucleares, la renuncia al uso de este tipo de energía y el ahorro o la eliminación del gasto militar para el restablecimiento general  del equilibrio ecológico y social del planeta.

f)         Superar el egocentrismo y etnocentrismo: La evolución de la humanidad depende del trabajo en conjunto, la ayuda mutua y la cooperación intercultural. La destrucción del medio ambiente ha puesto a la humanidad ante una crisis, pero también ante una oportunidad. O se cambia el sistema actual o la especie se expone a una regresión severa.

g)        Constituir una Nación Humana Universal no violenta. Es hora de reemplazar el fracasado sistema capitalista por otro sistema basado en la cooperación, el respeto mutuo y el desarrollo sostenible.

h)        Revivir en lo profundo el verdadero amor por todo lo existente, como base de una ética de la no violencia. El nuevo sistema implica sobre todo un cambio espiritual individual y colectivo. Se trata de volver a conectar con el sentido profundo de la vida que hace que actuemos en consonancia con el universo. De otra manera no se podrá superar el pragmatismo oportunista, materialista y cosificador en el que se expresa el antihumanismo actual.


Lima, diciembre del 2014